En la próxima semana, en las Naciones Unidas, una victoria silenciosa va ocurrir para los niños.
Es una victoria
que va amplificar las voces de niños que han sido ignorados, abandonados,
abusados y pasados por alto. Es una victoria con potencial de cambiar sus
vidas.
Gracias a la
Convención de las Naciones Unidas para los Derechos de los Niños (CDN) –
ratificada por todos los países con excepción de Estados Unidos, Somalia y
Sudan del Sur – los gobiernos son obligados a crear leyes y políticas que
honren los derechos de todos los niños.
Esto significa
proveer cuidados de salud para todos los niños, por ejemplo, así como educación
universal. Garantizar que ellos tengan la oportunidad en participar de sus
comunidades – y de jugar. Y promover protección contra todos los tipos de
males.
La CDN es un faro
de luz de esperanza para la posibilidad de vida en toda su plenitud.
Sin embargo, en
mi trabajo en Visión Mundial, he estado muy a menudo impresionada con la manera
cómo las vidas de los niños pueden ser trágicamente diferentes de lo que
prometen sus gobiernos. Los niños y sus defensores han carecido de herramientas
adecuadas para responsabilizar a sus gobiernos por las promesas hechas y rotas.
Yo he visto niños
y ONGs reportaren persistentemente violaciones de derechos de los niños al
Comité de las Naciones Unidas para los Derechos de los Niños.
Mientras que las
Naciones Unidas han emitido repetidas recomendaciones a los gobiernos, el ritmo
de los cambios ha sido demasiado lento.
Incluso la ONU se
ha visto limitada en su capacidad para hacer con que los gobiernos rindan
cuentas en este sentido.
En la próxima
semana, esto va cambiar. Comenzó durante mis estudios de graduación en 2006,
cuando propuse un nuevo tratado internacional que daría a los niños el poder de
presentar una denuncia ante la ONU cuando sus derechos sean violados.
Las Naciones
Unidas irían entonces investigar la reclamación y responsabilizar el país del
niño.
Este mecanismo
legal se hizo conocido como el Tercero Protocolo Facultativo (OP3) a la CDN y
vincula a cualquier gobierno que lo ratifique.
Afortunadamente, no se ha acumulado polvo en
mi tesis. El los últimos 8 anos, yo hice campaña para que el OP3 entrara en
vigor.
El lunes, 10
corajosos países irán ratificar el Protocolo, demostrando claramente su
compromiso en promover reparaciones significativas a los niños que han tenido
sus derechos violados.
Mientras
celebramos, también quiero dar el testimonio de las vidas que han sido perdidas
mientras las ruedas de la justicia se movían muy lentamente. Estos niños nunca
tuvieron la oportunidad de experimentar sus derechos, y nunca han visto
justicia para las violaciones que sufrieron:
-
Para
Noi, una niña de 16 años del Norte de Tailandia, que ha sido victima de trata
para el comercio sexual después de haber sido enviada por su familia para
trabajar como mesera en Bangkok;
-
Para
Sikefela, una niña de la Zambia occidental que se quedó huérfana a la edad de 6
años, y murió de causas relacionadas a la SIDA a la edad de 8 años.
-
Para
Jeffrey, un niño de 5 años de mi propia ciudad de Toronto, que se deslizó a
través de las grietas de un sistema de protección de la infancia roto que le
llevó a malos tratos graves, la privación y la muerte por inanición en el cuidado
de sus propios abuelos.
Millones de niños
más siguen esperando. Cuarenta y cinco países han firmado el Protocolo OP3 y
están dando los pasos hacia su ratificación. Esto nos deja con 138 países –
incluyendo el Canadá – que deben prestar atención a los gritos de los niños y
ratificar el Protocolo sin retraso.
UNICEF debe
trabajar de cerca con los gobiernos para lograr la ratificación generalizada
del protocolo, y para que sea ampliamente conocido y comprendido entre los
niños, ONGs y otros actores clave.
Mientras la
comunidad internacional se prepara para celebrar los 25 años de la Convención
de los Derechos de los Niños el próximo Noviembre, yo insto a Canadá y otros
estados miembros de la ONU a no posponer la justicia por más tiempo.
No podemos
permitir que más vidas preciosas escapen.
Vamos cumplir con
las promesas hechas a los niños cuando la CDN se consagró por primera vez hace
un cuarto de siglo. Vamos mostrar a los niños que sus derechos realmente tienen
significado.
¡No perdamos un
día más!
Sara L. Austin es
Directora en Visión Mundial Canadá. Ella ha estudiado Derechos Humanos
Internacionales en la Universidad de Oxford y Desarrollo Internacional y
Estudios de la Mujer en la Universidad de Dalhousie. (traducción Camila Franco)
Pra saber que pásies formaran y cuales ya ratificaran, clique abajo:
https://treaties.un.org/pages/viewdetails.aspx?src=treaty&mtdsg_no=iv-11-d&chapter=4&lang=en