15 de septiembre de 2010

Arranca un compromiso educativo latinoamericano

Los países iberoamericanos se disponen a movilizar 80.000 millones de euros en la próxima década para acabar con las desigualdades de la región

( editado de lo texto de J. A. AUNIÓN)

En mitad de un conflicto abierto desde hace casi un mes entre los alumnos de Secundaria y las autoridades locales (los estudiantes reclaman las mejoras y el mantenimiento que consideran que merecen los edificios donde estudian), la ciudad de Buenos Aires ha recibido a los ministros de Educación iberoamericanos. Hoy se disponen a aprobar -los jefes de Gobierno lo harán definitivamente el próximo diciembre- el documento final de las Metas Educativas 2021, un compromiso para movilizar durante la próxima década los 104.000 millones de dólares (alrededor de 78.000 millones de euros) que hacen falta para acabar con los enormes retrasos educativos que arrastra la zona con más desigualdades del planeta.



Se trata, probablemente, de un hito en la educación iberoamericana, entre otras cosas, por lo que supone de proyecto común de toda la región. Sin embargo, en un momento así es inevitable pensar en todas las promesas que se quedaron en nada o en mucho menos de lo que se pretendía, sobre todo teniendo en cuenta la envergadura de esta:
  1. terminar con el analfabetismo que afecta aún a 32 millones de personas (la población de América del Sur y el Caribe ronda los 600 millones de habitantes),
  2. escolarizar a los 15 millones de chavales de tres a seis años que no lo están,
  3. mejorar la calidad de la enseñanza y apoyar a los sectores más desfavorecidos para que más jóvenes estudien más tiempo,
  4. alcancen la Universidad o accedan a unos sistemas fuertes de formación profesional. Y, al mismo tiempo,
  5. reforzar la inversión en I+D para poder competir en la sociedad del conocimiento.

Durante más de dos años de trabajo, la OEI ha diseñado 11 metas generales que se concretan en 27 metas específicas y en 38 indicadores de seguimiento (por ejemplo, que en 2021 todos los niños de tres a seis años estén escolarizados, el 90% termine Primaria y entre el 60% y el 90% Secundaria) y 10 programas de acción compartida que intentarán hacer a cada país partícipe del proyecto común (entre otros, para apoyar y asesorar en la mejora de la atención a la primera infancia o la calidad de la educación).

Después, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de la ONU calculó los costes de todo ello y más tarde cada país los ha ajustado a su realidad y posibilidades (la idea fue en todo momento hacer compatible el plan con la diversidad de los países de la zona). Así, los 104.000 millones de dólares saldrán de un esfuerzo presupuestario sostenido y de un Fondo Solidario de unos 5.000 millones de dólares (unos 3.900 millones de euros) para ayudar a los países con más dificultades a conseguir los objetivos, como la República Dominicana, Nicaragua, Guatemala, Salvador, Honduras y Paraguay. Ese fondo se establecerá con dinero que aportarán los Gobiernos iberoamericanos con mayor desarrollo (unos 940 millones de euros); empresas y fundaciones (otros 1.500 millones que se inician con 314 millones que aporta el BBVA), y agencias europeas de cooperación, organismos internacionales, cooperación americana y donaciones diversas (más de 780 millones). Además, el Bando Interamericano del Desarrollo (BID) ha incluido las metas en sus objetivos estratégicos, explica la OEI, que está intentando que haga lo mismo el Banco Mundial.

Del resto de países, los hay, como Argentina, a los que les bastará mantener el esfuerzo presupuestario actual, es decir, aplicar a la educación el aumento del producto interior bruto (PIB) para conseguir las metas propuestas. Y otros, como Brasil, México, Colombia o Perú, que necesitarán incrementar el 0,1% anual del PIB algunos años o toda la década. De hecho, Brasil ha aumentado los compromisos presupuestarios sobre los que la Cepal calculó. En los próximos meses se irán publicando los documentos de planificación de cada país. Ahora, para hacer el seguimiento de los avances, se constituirá un Instituto de Seguimiento y Evaluación de las Metas Educativas que redactará un informe anual sobre los progresos y obstáculos de los objetivos; y un Consejo Asesor de la Educación Iberoamericana en el que participan representantes de todos los países y sectores educativos.

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