29 de julio de 2010

La Desigualdad en Guatemala

Más un artículo de "El País" con la palabra de un presidente acerca de lo principal tema de lo Reporte de Desarrollo Humano 2010 (PNUD): la desigualdad. Ayer, la declaración de la presidente de Costa Rica, que solo través de inversión en educación y protección se debelará la desigualdad. Hoy, es la vez de Álvaro Caballeros, presidente de Guatemala, exponer su plataforma que es basada en mejoría de calidad y alcance de servicios públicos y en programas de TCRs focalizados, como México, Chile y Brasil desarrollaran en la última década.
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La desigualdad en Guatemala tiene un carácter multidimensional. Su expresión más flagrante es en el ámbito económico, pero también se refleja en términos de territorialidad, etnicidad, género y por consiguiente, en una profunda estratificación del ejercicio de los derechos ciudadanos.

En el siglo XXI, Guatemala sigue siendo la economía más grande de la región centroamericana, medida según el valor total del Producto Interno Bruto (PIB)1. Sin embargo, la distribución de los beneficios del crecimiento económico, sea en períodos de bonanza o en crisis, sigue siendo altamente desigual. Por ejemplo, el ingreso de los trabajadores asalariados entre el año 2004 y 2008 representó, en promedio, el 30.0% del PIB. Mientras tanto, el beneficio de las empresas, en el mismo período, representó el 40.0% del PIB.

A nivel de los hogares, la desigualdad se manifiesta en que el 20% con ingresos más altos, tienen un ingreso 21 veces mayor que el 20% de hogares más pobres. Por su parte, el Estado se financia aún, con menos del 12% del PIB, y con la reciente crisis económica este porcentaje se situó en su punto más bajo desde fines de los ochenta.

Como resultado, Guatemala avanza más lentamente de lo que podría. Entre 1990 y el 2000, la pobreza extrema se redujo en apenas en 2.4 puntos; pero más preocupante fue ver cómo, entre el 2000 y el 2006, período de mediano crecimiento económico, ésta se redujo en 0.5 puntos. Más aún, la reducción de 5 puntos observada en la tasa de pobreza general obedeció fundamentalmente a la inyección de capital derivado de las remesas internacionales. Sin éstas, la desigualdad de ingresos sería 2.9 puntos más alta.

La desigualdad tiene además en Guatemala rostro rural, indígena y de mujer. El 73% de los indígenas y el 70% de la población rural son pobres. La tasa de pobreza rural duplica la de pobreza urbana, y afecta principalmente las regiones Norte y Noroccidente del país.

Al final de la escala de ingresos encontramos a las mujeres indígenas rurales. En otras palabras, el efecto de la ruralidad y de la etnicidad agrava las desigualdades de género. A esto se suman las diferencias salariales, ya que por cada quetzal percibido por un hombre, la mujer gana 63 centavos en el área urbana y 69 en el área rural.

Ante esta situación, mi Gobierno ha asumido la responsabilidad ética y política de devolver el sentido del servicio público hacia quienes más lo necesitan. Lo anterior, a pesar de las difíciles situaciones que nos han afectado: alza internacional a los precios de los alimentos y derivados del petróleo; crisis financiera mundial, reflejadas en Guatemala en la caída en los ingresos tributarios, la reducción del comercio exterior y la disminución de las remesas de la migración internacional; los recurrentes y agravados fenómenos ambientales que nos golpean y vulneran en términos sociales y económicos.

Aun así, para reducir la desigualdad y luchar contra la pobreza, nuestra gestión pública se ha centrado en tres acciones estratégicas y profundamente democráticas, con distintos resultados y éxitos: 1) fortalecimiento del Estado por medio de una reforma fiscal justa, equitativa y progresiva, propuesta que a la fecha, todavía requiere de mayor consenso político; 2) la aprobación de la política de desarrollo rural integral y la presentación de la iniciativa de ley relacionada, ambos asuntos demandan en su implementación de mejorar las capacidades financieras del Estado, aproximadamente US$ 350 millones anuales/adicionales de inversión y; 3) la implementación a través del Consejo de Cohesión Social, de una política de protección social con focalización geográfica y temática en los municipios de mayor concentración de pobreza, siendo el principal programa impulsado el de Transferencias Monetarias Condicionadas (TMC) «Mi Familia Progresa».

Para el 2009 se desembolsaron el equivalente a US$. 100 millones en beneficio de 469,092 familias residentes en comunidades mayoritariamente rurales, lo cual corresponde a 143 municipios priorizados ese año. Esto da una cobertura aproximada de 2.5 millones de personas que viven en condiciones de pobreza.

Comparado con la principal transferencia que hace el Estado a los gobiernos locales, el situado constitucional, en el año 2008 la relación era de Q. 22.00 distribuidos a las municipalidades por Q. 1.00 de TMC; en el 2009 la relación cambió drásticamente a Q. 3.00 por Q. 1.00, provocando que en treinta y dos municipios las TMC superaran el aporte del situado constitucional. Entre ellos, veintiuno se ubican entre los primeros cincuenta municipios con más pobreza extrema.

Como resultado, durante los años críticos 2008-2009, la inversión social creció a un promedio anual del 22% con referencia al 2007. Misma que fue referida principalmente hacia los territorios con alto predominio de población indígena.

Con este tipo de acciones, el Gobierno de Guatemala pretende revertir la tendencia histórica en relación con la desigualdad y la pobreza y de esta forma, en línea con los mensajes principales que propone este primer Informe Regional del PNUD, abonar en la construcción de un desarrollo integral para todos y todas, en el marco de la consolidación de la democracia y el respeto a los derechos humanos de la población.

Álvaro Colom Caballeros, Presidente Constitucional de la República de Guatemala

28 de julio de 2010

Desarrollo Humano y Desigualdad

Costa Rica es un país con una sólida tradición de compromiso con el desarrollo humano, la democracia y la sostenibilidad ambiental. Históricamente, ha sido un país que, a pesar de su pequeñez geográfica, se convirtió en referente de estabilidad política, de avance social y de protección a los recursos naturales. Hoy somos considerados la democracia más antigua y estable de la América Latina, uno de los países con más alto desarrollo humano y el pais de las américas que más protege el medio ambiente. Sin embargo, Costa Rica enfrenta retos muy importantes en términos de sus posibilidades de crecimiento de largo plazo y de cómo combinar la prosperidad a que aspiramos con la equidad y la sostenibilidad que valoramos: uno de ellos es el reto de la desigualdad.

La desigualdad y su persistencia de generación en generación es precisamente el tema central que aborda el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del PNUD. Tristemente, tal y como lo señala el informe en mención, América Latina es la región más desigual del mundo. La "trampa de la desigualdad", como la describe el informe del PNUD, supone no solo una inaceptable discriminación que impide el acceso a las oportunidades por parte de muchas personas; también limita la capacidad de crecimiento de las sociedades, alimenta profundas fracturas sociales, debilita la institucionalidad, e incentiva la violencia y la criminalidad. No en vano América Latina, a la vez que ostenta el triste record de los mayores niveles de desigualdad, constituye también la region más violenta del mundo. El combate de la desigualdad constituye así no sólo un imperativo ético, sino también un imperativo politico de insoslayable atención por parte de los gobiernos de la región.

En Costa Rica, a pesar de que la desigualdad es de las más baja con respecto al promedio latinoamericano, los niveles de concentración del ingreso se ha acentuado en las últimas décadas, aunque recientemente se produjo una ligera reversión de esta tendencia. Así por ejemplo, según datos de la CEPAL, hubo un incremento en el coeficiente de Gini -que mide dicha concentración? de 0.47 a 0.48 de 1999 a 2006, que logró ser revertido a niveles de 0.47 nuevamente para 2008. A pesar de los esfuerzos realizados en materia de inversion social durante la reciente crisis económica global, no se descarta un impacto negativo de la misma sobre los niveles de desigualdad.

Por eso nos hemos comprometido con el impulso de una serie de políticas públicas que incidan de manera positiva en la reducción de las brechas sociales que aún persisten en nuestro país. La reducción de la desigualdad requiere, como lo menciona el Informe del PNUD con claridad, de una visión integral y comprometida a favor del desarrollo social y del diseño y ejecución de instrumentos específicos dirigidos a intervenir a los sectores especialmente vulnerables de la región.

Nos hemos propuesto fortalecer los grandes movilizadores sociales, como la educación y la salud, mediante políticas que promuevan una más amplia y efectiva cobertura y una mejor calidad de los servicios. A la vez, promoveremos una más efectiva articulación de las politicas sociales dirigidas a grupos en situación de vulnerabilidad, en reconocimiento a las múltiples carencias que afectan a las familias en condiciones de pobreza. Adicionalmente y en aras de promover lo que el PNUD llama la "inversión temprana en capital humano", sumaremos a las ya exitosas políticas de salud infantil y de educación escolar y preescolar que han existido en mi país, una red nacional para el cuido y el desarrollo de las potencialidades de los niños y niñas de los cero a los cinco años de edad. Lo anterior sin descuidar los desafíos que tenemos en materia de desigualdades entre regiones del país o entre grupos poblacionales.

Como ha expresado el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, inspirador intelectual de los Informes como el que ha presentado el PNUD, no hay política pública que no contenga una ética implícita. Nuestros valores, expresados en propuestas concretas, seguirán siendo consistentes con la trayectoria histórica de Costa Rica, una trayectoria que confirma que es posible crecer más y mejor cuando hacemos del desarrollo humano la preocupación central de toda agenda de desarrollo.

Laura Chinchilla es la presidenta de Costa Rica

10 de julio de 2010

Casi 63% de los niños, niñas y adolescentes de la región sufre algún tipo de pobreza
















Casi 63% de los niños, niñas y adolescentes de la región sufre algún tipo de pobreza, definida en relación con las privaciones que afectan el ejercicio de sus derechos, además del nivel de ingresos de sus familias, según un estudio realizado por la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

En el artículo del Boletín Desafíos Nº 10, La pobreza infantil: un desafío prioritario, Ernesto Espíndola y María Nieves Rico, de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, (http://www.cepal.org/dds/noticias/desafios/1/39871/Boletin-Desafios10-CEPAL-UNICEF.pdf)  postulan que la medición de la pobreza implica considerar pobre a un niño ante el incumplimiento de al menos uno de sus derechos humanos, económicos, sociales y culturales.

Los autores anticipan algunos de los resultados del estudio realizado por la CEPAL y la Oficina Regional de UNICEF entre 2008-2009, que midió múltiples dimensiones de la pobreza infantil en América Latina y el Caribe, vinculando cada una al cumplimiento o no de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.

El estudio, que será dado a conocer próximamente, tomó en cuenta factores como la nutrición, acceso a agua potable, conexión a servicios de saneamiento, material de vivienda y número de personas por habitación, asistencia a la escuela y años de escolaridad y tenencia de radio, televisión o teléfono y acceso a electricidad, cuya privación contribuye a un cuadro de pobreza y exclusión social.

Además, consideró el nivel de ingresos de sus hogares y la capacidad potencial de que estos recursos puedan satisfacer sus necesidades básicas.

"La pobreza infantil total es una expresión de la exclusión social y el mecanismo por medio del cual esta se reproduce. Si bien los niños que están en situación de pobreza moderada no sufren un deterioro serio en sus condiciones de vida, ven mermadas sus oportunidades futuras. La mala nutrición, el rezago y el abandono escolar, la falta de expectativas y la discriminación que sufren por ser pobres, no sólo afectan sus derechos en el presente, sino que los dejarán en los estratos más bajos de la escala social, haciendo que en la adultez reproduzcan la precariedad en su bienestar y, por tanto, afecten a las generaciones siguientes", afirman Espíndola y Rico.

Así como la pobreza tiene muchas dimensiones, la respuesta del Estado para aminorarla también debe ser multisectorial. Las privaciones severas y moderadas de la población infantil pueden ser subsanadas con una intervención estatal directa para, entre otras cosas, garantizar la provisión de servicios de salud y nutrición, acceso a agua potable y saneamiento, y a través de medidas indirectas mediante el aumento de los ingresos del hogar.
Los autores sugieren acciones afirmativas adicionales dirigidas a los niños y adolescentes pobres que pertenecen a grupos sociales particularmente susceptibles a sufrir privaciones, como aquellos de origen indígena o de zonas rurales.

El Boletín Desafíos es una publicación conjunta de la CEPAL y UNICEF que registra el avance en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio referidos a la infancia y adolescencia.

8 de julio de 2010

Brasileños son los más Optimistas...

La última encuesta del Latinobarómetro a más de 20.200 personas en 18 países de América Latina demuestra con cifras el mayor optimismo que, en general, se percibe en la región. Sin olvidar la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la violencia, como principales males endémicos de la zona, los latinoamericanos se ven mejor a sí mismos, a sus países y al mundo que hace más de un lustro. La actual crisis económica, además, ha reforzado el papel del Estado. Ahora hay más gente que cree que el bienestar de la mayoría depende del poder de gestión de los Gobiernos.
Los brasileños, siguiendo la tendencia de los últimos años, son los que más creen que sus vidas y las de sus familias progresarán y que su país va en el rumbo acertado. Los chilenos van por detrás y están entre los más equilibrados a la hora de valorar positivamente la marcha de sus vidas, la de su sociedad y el mundo.
Por el contrario, los argentinos son los que menos fe tienen en el futuro de su país. Eso sí, individualmente, están convencidos de que van en la dirección correcta. "En Argentina", dicen los encuestadores, "es posible creer que una cosa es la sociedad y cada cual, y otra es la manera como funciona el país. Al parecer los argentinos creen en esa separación, que hace posible que el país se recupere de sus crisis gracias al esfuerzo individual más que colectivo". La encuesta, en definitiva, confirma el divorcio entre el mensaje de los gobernantes y la confianza del ciudadano corriente en Argentina, la tercera economía de la región.
El repunte de la imagen de EE UU tras el fin de la era Bush y el efecto Obama es patente. El Latinobarómetro muestra que la imagen positiva del gigante norteamericano alcanza el 74%, la más alta desde que comenzó a medirse en 1997. La más baja fue un 55% en 2003, el año que comenzó la guerra de Irak. La opinión positiva de Washington es mayor cuanto más joven es el encuestado. Mientras el 67% de los jóvenes tiene buena opinión, entre los mayores de 60 años el porcentaje sólo alcanza el 55%. El nivel de educación también cuenta: la buena imagen de EE UU es del 70% entre los que tienen educación básica y del 76% entre los de educación superior.
España es el país que mejor imagen tiene detrás de EE UU y, en tercer lugar, está Japón. "Es interesante la escasa distancia que existe entre la evaluación de España y Japón, puesto que frente al primer país nos une una historia común para toda la región, mientras que con el segundo hay escasos lazos, fuera de los comerciales", resalta el informe. "Esto indica que la imagen de estos países no está basada en la historia sino en el presente y sus circunstancias. Esto se corrobora con las preguntas hechas sobre los Bicentenarios de las independencias que se celebra este año en varios países de la región, donde veíamos que estos no representan un papel importante", añade. Otras dos cosas destacables de la encuesta: China goza de la misma popularidad que Canadá (58%). Y Cuba tiene la imagen menos positiva. Solo un 41% califica positivamente a la isla.
La pugna ideológica que Venezuela libra con Estados Unidos por ganar influencia en la región no podía quedar al margen de la encuesta. Tras las entrevistas se concluye que, salvo en Argentina y Paraguay, en el resto de los países de la región la abrumadora mayoría declara que EE UU tiene una influencia positiva. Por el contrario, solamente hay dos países cuyos ciudadanos han declarado que la Venezuela del presidente Hugo Chávez tiene una influencia positiva en América Latina: los propios venezolanos con un 54% y República Dominicana con un 66%.
Se ha preguntado a los latinoamericanos también por los procesos de integración regional, tanto económicos como políticos. En ningún país se apoya más la integración política que la económica, lo que demuestra que en la zona aún pesan más los intereses comerciales que el ideal de crear una mancomunidad social e institucional como la que soñó el libertador Simón Bolívar. Sin embargo, en Brasil y Argentina, grandes promotores de la integración regional, la distancia entre ambas variables es poca. Y, según los encuestadores, esto demuestra que el mensaje de unidad ha calado en la población.

Consulta a LatinoBarometro

http://www.elpais.com/elpaismedia/ultimahora/media/201007/01/internacional/20100701elpepuint_1_Pes_PDF.pdf