28 de julio de 2010

Desarrollo Humano y Desigualdad

Costa Rica es un país con una sólida tradición de compromiso con el desarrollo humano, la democracia y la sostenibilidad ambiental. Históricamente, ha sido un país que, a pesar de su pequeñez geográfica, se convirtió en referente de estabilidad política, de avance social y de protección a los recursos naturales. Hoy somos considerados la democracia más antigua y estable de la América Latina, uno de los países con más alto desarrollo humano y el pais de las américas que más protege el medio ambiente. Sin embargo, Costa Rica enfrenta retos muy importantes en términos de sus posibilidades de crecimiento de largo plazo y de cómo combinar la prosperidad a que aspiramos con la equidad y la sostenibilidad que valoramos: uno de ellos es el reto de la desigualdad.

La desigualdad y su persistencia de generación en generación es precisamente el tema central que aborda el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del PNUD. Tristemente, tal y como lo señala el informe en mención, América Latina es la región más desigual del mundo. La "trampa de la desigualdad", como la describe el informe del PNUD, supone no solo una inaceptable discriminación que impide el acceso a las oportunidades por parte de muchas personas; también limita la capacidad de crecimiento de las sociedades, alimenta profundas fracturas sociales, debilita la institucionalidad, e incentiva la violencia y la criminalidad. No en vano América Latina, a la vez que ostenta el triste record de los mayores niveles de desigualdad, constituye también la region más violenta del mundo. El combate de la desigualdad constituye así no sólo un imperativo ético, sino también un imperativo politico de insoslayable atención por parte de los gobiernos de la región.

En Costa Rica, a pesar de que la desigualdad es de las más baja con respecto al promedio latinoamericano, los niveles de concentración del ingreso se ha acentuado en las últimas décadas, aunque recientemente se produjo una ligera reversión de esta tendencia. Así por ejemplo, según datos de la CEPAL, hubo un incremento en el coeficiente de Gini -que mide dicha concentración? de 0.47 a 0.48 de 1999 a 2006, que logró ser revertido a niveles de 0.47 nuevamente para 2008. A pesar de los esfuerzos realizados en materia de inversion social durante la reciente crisis económica global, no se descarta un impacto negativo de la misma sobre los niveles de desigualdad.

Por eso nos hemos comprometido con el impulso de una serie de políticas públicas que incidan de manera positiva en la reducción de las brechas sociales que aún persisten en nuestro país. La reducción de la desigualdad requiere, como lo menciona el Informe del PNUD con claridad, de una visión integral y comprometida a favor del desarrollo social y del diseño y ejecución de instrumentos específicos dirigidos a intervenir a los sectores especialmente vulnerables de la región.

Nos hemos propuesto fortalecer los grandes movilizadores sociales, como la educación y la salud, mediante políticas que promuevan una más amplia y efectiva cobertura y una mejor calidad de los servicios. A la vez, promoveremos una más efectiva articulación de las politicas sociales dirigidas a grupos en situación de vulnerabilidad, en reconocimiento a las múltiples carencias que afectan a las familias en condiciones de pobreza. Adicionalmente y en aras de promover lo que el PNUD llama la "inversión temprana en capital humano", sumaremos a las ya exitosas políticas de salud infantil y de educación escolar y preescolar que han existido en mi país, una red nacional para el cuido y el desarrollo de las potencialidades de los niños y niñas de los cero a los cinco años de edad. Lo anterior sin descuidar los desafíos que tenemos en materia de desigualdades entre regiones del país o entre grupos poblacionales.

Como ha expresado el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, inspirador intelectual de los Informes como el que ha presentado el PNUD, no hay política pública que no contenga una ética implícita. Nuestros valores, expresados en propuestas concretas, seguirán siendo consistentes con la trayectoria histórica de Costa Rica, una trayectoria que confirma que es posible crecer más y mejor cuando hacemos del desarrollo humano la preocupación central de toda agenda de desarrollo.

Laura Chinchilla es la presidenta de Costa Rica

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