30 de agosto de 2010

LA CADENA MACHISTA DE VICTIMIZACIÓN INDIRECTA DE NIÑAS/NIÑOS

UNA TRISTE Y REPETIDA HISTÓRIA, AUNQUE UN PAÍS MEJORE EN SUS ÍNDICES DE DESARROLLO MATERIAL (COMO HA HECHO ESPAÑA),  NO HACE EN LAS RELACIONES Y EN SUS IMPACTOS DAÑOSOS A NIÑOS/NINÃS...
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Unos 200.000 críos son hijos de maltratadas con orden de protección

(M. R. SAHUQUILLO / N. GALARRAGA)

Unos 800.000 niños conviven con situaciones de violencia de género en España, según una estimación del Ministerio de Igualdad -una cifra derivada de la macroencuesta anónima sobre violencia de género de 2008-. De ellos, alrededor de 200.000 son hijos de mujeres con órdenes de protección. Son víctimas y testigos que también sufren la invisibilización que conlleva esta lacra y que pueden llegar a padecer secuelas muy palpables. "Depresión, trastornos de la alimentación, ansiedad... También el aprendizaje y la repetición de lo que ven en casa: agresividad en el caso de los niños y sumisión en el de las niñas", explica la psicóloga Beatriz Sevilla, especializada en este tipo de violencia.

En lo que va de año, 42 mujeres han muerto a manos de sus parejas o ex parejas, 12 más que el año anterior por estas fechas. El balance es alarmante. Más aún si se tiene en cuenta que tres niños fueron asesinados junto a sus madres, y 24 se quedaron sin ellas para siempre. Demasiadas veces estos niños se convierten también en víctimas directas de las agresiones. "El maltrato a los hijos es una de las fórmulas que encuentra el agresor para hacer daño a su pareja. Atacan siempre donde más duele", explica Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género.

El 16,6% de los españoles cree que si una mujer permanece con su agresor o le perdona es por sus hijos, según la encuesta sobre percepción de la violencia de género realizada por Igualdad. "Hay que concienciar a la población de que eso no es así. De que permanecer en esa situación es peor para los niños", explica el delegado Lorente. Conscientes de este ángulo del problema, una de las primeras campañas contra la violencia machista del ministerio de Bibiana Aído tenía como lema la frase Mamá hazlo por nosotros, actúa.

Desde la ONG Save the Children, que en 2006 elaboró el informe Atención a los niños y niñas víctimas de la violencia de género, insisten en que debe quedar claro que los hijos que viven violencia de género en el hogar son también víctimas de esta lacra. "Aunque no la sufran directamente o no la vean, su vida está marcada para siempre y necesitan atención especializada y recuperarse", dice Yolanda Román, directora de campañas de la ONG. Algo que no siempre se da.

Esa ONG y la Fundación IRes calculan que solo el 4% de los menores que ha vivido situaciones de violencia de género recibe esa ayuda. "Normalmente, es a la mujer a quien se atiende, y a través de ella los menores", explica Fe Paz, directora de uno de los centros de atención a mujeres de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, que asegura que esa carencia se debe a que en muchos casos para atender al niño hace falta el permiso de ambos progenitores. Un punto del que Igualdad discrepa. "Se puede recurrir al juez o a servicios sociales si se considera que el niño necesita atención", argumenta Lorente.

A Save the Children le preocupa que algunas comunidades no admitan en los centros de atención a mujeres a niños a partir de cierta edad (12-13 años). "Los separan, los llevan a centros de menores. Es terrible", dice Román. Esta experta recalca que lo más alarmante es que la atención que reciben los hijos de las víctimas de la violencia machista depende de la comunidad autónoma donde vivan. Por eso reclama que se garantice una respuesta mínima homogénea en todo el país.

Opinión que comparte Consuelo Abril, portavoz de la Comisión para la Investigación de los Malos Tratos ante el Congreso, una organización de expertas y juristas. Esta abogada sostiene, además, que aún hay grandes carencias en la atención a estos niños. Aunque aparezcan en la Ley Integral de Violencia de Género de 2005, los menores no están suficientemente reflejados en ella, sostiene.

Para Abril, la clave es la "recuperación". "Es una cuestión prioritaria trabajar con estos menores para que, además de curarse, no vuelvan a repetir los roles que han vivido", explica. Lorena cuenta que los episodios de violencia que sufrió en casa la convirtieron en una persona dócil y desconfiada hacia los hombres. "Si desde pequeña te educas en eso [en un ambiente violento], asumes que es lo normal", dice.

Poco a poco, día a día, la crueldad de los maltratadores hace una gran mella en los niños. Un ejemplo de ello se recoge en el informe de Save the Children de 2006: "Un niño de dos años llamaba a su madre 'puta' porque creía que se llamaba así, su padre lo hacía". Beatriz recuerda algo muy similar: "Mi padre llamaba gilipollas a mi madre y decía 'no es un insulto". Cuando era pequeña esta joven creía que los mayores no se besaban. "La primera vez que vi a los padres de una amiga darse un beso, pensé, 'estos papás son distintos de los míos", cuenta.



http://noticias.uol.com.br/midiaglobal/elpais/2010/08/30/especialistas-estimam-que-800-mil-menores-sofrem-violencia-de-genero-em-casa.jhtm

1 comentario:

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel