4 de noviembre de 2009

De "país herbívoro a carnívoro", Cambio de role internacional de Brasil

El Pais (España)

El éxito de Brasil, el país de moda en América Latina, parece no molestar a nadie: todos se alegran del avance internacional del gigante suramericano. Pero a medida que asuma su posición de liderazgo, esta situación comenzará a cambiar: los brasileños deben estar preparados para afrontar el paso de "país herbívoro a carnívoro", afirmó ayer en Madrid el economista José Juan Ruiz, director de Análisis y Estrategia para Latinoamérica del Grupo Santander.



Es uno de los expertos internacionales que esta semana desentrañan los antecedentes y los factores clave del éxito brasileño en unas jornadas organizadas por la Fundación Marcelino Botín y que finalizan hoy.


Los ponentes coincidieron en que uno de los factores más importantes es que, pese a los cambios de Gobierno, se ha mantenido la continuidad en las políticas económicas destinadas a reforzar la estabilidad macroeconómica, neutralizando la incertidumbre que despertó el acceso de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia.


Así, el control de la inflación y el paso de país deudor a poseedor de reservas internacionales se ha combinado con la reducción del número de personas por debajo del umbral de la pobreza y el aumento de la clase media, que se ha convertido en "el motor de las reformas", afirmó Ruiz.


Sin embargo, la visión amable de los brasileños en el exterior comienza a chocar con su deseo de convertirse en una potencia. "La naturaleza del pueblo brasileño es conciliadora, pero ya empezamos con nuestro crecimiento" a sentir cambios en su relación con otros países, afirmó ayer Marcelo Odebrecht, presidente del grupo del mismo nombre, uno de los mayores de Brasil. "El año pasado tuvimos problemas en Ecuador, y el embajador de Estados Unidos me preguntó: '¿Marcelo, cómo se siente ahora siendo el gringo de América Latina?", relató Odebrecht.


Cuando la mayoría de los países aún acusan los efectos de la crisis financiera internacional, Brasil no sólo ha vuelto a crecer, sino "que es posible divisar un horizonte de crecimiento" para los próximos años, según afirmó el lunes Luciano Coutinho, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil, en la apertura del foro.


"La política anticíclica permitió que la economía volviera a crecer en un plazo relativamente rápido", afirmó Coutinho, que destacó el papel de la banca pública y los incentivos gubernamentales al consumo.


El economista José Roberto Mendonça do Barros, que fue secretario de Política Económica en el Ministerio de Hacienda, coincidió en que la recuperación ha sido rápida, pero matizó que "el coste económico de la crisis no ha sido pequeño y aparecen nuevos problemas", como una ligera pérdida de competitividad; la reducción del producto interior bruto (PIB) potencial, debido a la caída de las inversiones, y la reducción de la capacidad fiscal del Estado.


En cuanto al futuro, el presidente del BNDES destacó que la inversión en Brasil tiene "una tasa de retorno muy alta y un riesgo muy bajo", y citó cinco sectores especialmente interesantes: el petróleo y el gas, con las grandes reservas descubiertas en la zona del pre sal; la energía, especialmente hidroeléctrica, con "grandes proyectos en fase de preparación", las infraestructuras, la agricultura y la construcción, especialmente de vivienda.


Sin embargo, Brasil necesita también "generar condiciones para impulsar el sector de la industria manufacturera y los servicios", para conseguir "un crecimiento más equilibrado y estable", afirmó Coutinho.


Odebrecht alertó de que "para las empresas será imposible seguir creciendo un 5% anual" si no se remedian las carencias de capital humano ?reforzando la educación, una de las asignaturas pendientes del país? e infraestructuras, tanto productivas (energía y logística) como sociales (suministro de agua, saneamiento y movilidad urbana).


Es uno de los grandes retos de la novena economía del mundo y el único país de Latinoamérica capaz de estar entre los cinco o seis primeros en el año 2040, cuando China, según las previsiones, "producirá el 40% del PIB mundial", algo que obligará al resto de países a adaptarse a un modelo en el que "la globalización, tal como la conocemos, no se va a mantener", afirmó Ruiz.

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