20 de septiembre de 2010

Metas del Milenio y la Desigualdad en América Latina y Caribe


Reporte de la CEPAL acerca del progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio durante la última década se dio en un contexto excepcional debido al dinamismo económico que alcanzaron la mayoría de los países de América Latina y el Caribe y la región en su conjunto. Aunque con una disminución, los elevadísimos índices de desigualdad en la región hacen con que los progresos sean muy lentos en relación a lo ideal.
Con ambientes desiguales, lo crecimiento económico no tiene lo mismo impacto que tendría en la mejoría de vida de los más pobres.

En efecto, a partir de 2003 y finalizado ya el ciclo recesivo que afectó a la región desde fines de los años noventa, se inició un sexenio en que se crearon condiciones favorables para progresar más rápidamente hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.



Entre 2003 y 2008 la incidencia de la pobreza se redujo 11 puntos porcentuales (del 44% al 33%) y la pobreza extrema disminuyó de alrededor del 19% al 13%, progreso que posibilitó un avance decisivo para que la región y varios países se situaran en trayectoria de alcanzar la meta 1.A del Milenio.

Durante el mencionado sexenio la tasa de crecimiento del PIB en América Latina y el Caribe fue notablemente elevada y relativamente sostenida: la tasa anual de crecimiento del 2,6% entre 1990 y 2002 se elevó al 4,9% entre 2003 y 2008. En términos de crecimiento económico es necesario retroceder hasta la década de 1970 para encontrar una fase de dinamismo económico similar. A diferencia del período 1990-2002, en los años previos a la crisis el crecimiento económico permitió una importante reducción del desempleo y un incremento de los ingresos reales de la población ocupada. Estos fueron, junto con la tendencia a la incorporación de las mujeres al mercado laboral y la reducción de la tasa de dependencia demográfica, los principales factores que contribuyeron a reducir la pobreza.

En este mismo período varios países latinoamericanos registraron una mejora en la distribución del ingreso. En 10 de 20 países el índice de concentración de Gini se redujo entre el 3% y el 10%, Naturalmente, este factor contribuyó también a reducir la pobreza extrema y total en la medida que la mejora distributiva se acompañó de un incremento en la participación del ingreso del 20% de hogares más pobres en un contexto de aumento del empleo y los ingresos laborales en ese estrato. Con todo, es preciso calificar este progreso ya que la mitad de los países de la región no lograron un avance significativo en materia de desigualdad y solo tres de los sietes países de menor desarrollo relativo registraron una disminución del índice de Gini. América Latina y el Caribe sigue siendo la región con peor distribución del ingreso.

También contribuyó a la disminución de la pobreza, aunque en menor medida, el aumento de las remesas desde el exterior en algunos países —sobre todo en México, El Salvador y la República Dominicana— y los ingresos provenientes de los programas de transferencias monetarias que en varios países mejoraron su cobertura y elevaron el monto de los beneficios.

Por otra parte, el propio dinamismo económico del sexenio permitió sostener la tendencia de crecimiento del gasto público social que se venía registrando desde el inicio de los años noventa. En efecto, en América Latina y el Caribe la tasa media anual de aumento del gasto social por habitante entre 2003 y 2008 fue del 6,1%, lo que se tradujo en un crecimiento del 43%. Esto se logró en la mayoría de los países gracias al aumento de los recursos fiscales provenientes del propio crecimiento y a la mayor prioridad otorgada a los sectores sociales dentro del gasto público.






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Achieving the Millennium Development Goals with equality in Latin America and the Caribbean: Progress and challenges



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